Conocí al traductor subiéndome a los árboles. Antes de traducirme me habló de lo imposible. Me enseñó un árbol que nacía de la roca. Me ayudó a trepar entre las ramas y a elegir las copas más frescas en el verano. Nunca le escuché una comparación. Nunca una metáfora. Parecía trabajar siempre con el descubrimiento de lo único y comenzó a parecerme extraño su oficio .A sus lápices de traductor les quitaba hábilmente la mina y los utilizaba como pequeños catalejos desde lo alto del cerezo. Nunca lo vi escribir. Jamás lo escuché hablar, pero antes de traducirme me habló de lo imposible.
Gacela de la muerte oscura
Hace 5 días
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