jueves, 18 de marzo de 2010

cuarto jardín

En el futuro, las torres serán un jardín. Desde su verde atalaya los hombres otearan los desiertos de los tártaros. Nadie vendrá. La ciudad se levantará como un colosal nenúfar púrpura sobre las aguas . La escritura y la palabra se habrán extinguido y sólo quedarán restos fosilizados en los fondos oceánicos. Y aunque los hombres habrán olvidado la voz de los nombres y el trazo revelador de su signo, continuarán a la escucha . Y oirán el rumor de los vientos alisios, y el azote de las hojas en las ventanas, creerán percibir el golpe seco de los cascos de los caballos levantando la arena en el desierto. A sus oídos llegará un día en las frondosas azoteas flotantes un canto de sirena ascendiendo sobre la linfa , lo más parecido a un sonido arcaico que guardan en la memoria de sus ordenadores, un sonido que anhelan y temen mientras permanecen a la espera. Allí todos serán traductores.

Cherry

Cherry es una mentirosa , dice que trabajó como camarera uniformada en un hotel cerca de Providence , donde reinaba el caos y vivía Lovecraf. Cuenta que su reino fueron los eternos pasajes de moqueta y los gemidos vespertinos de las hembras que acechaban desde los interiores sellados por puertas de cartón. Cherry cuenta que leía bajo las luces de emergencia los libros que abandonaban los clientes sobre las mesitas de noche , y que a todos faltaba una hoja. En algún lugar, entre la planta tercera y cuarta, dice que encontró la única página real del necronomicón. Nos explicó que Lovecraf erraba por los pasillos escoltado por dos tías maternas que habían sobrevivido a la guerra y a sus propias armas. Arropado por un batín cruzado y caduco arrastraba los pies dando sombra a los corredores a su paso. Cherry cuenta que no todos los días fueron iguales.

jueves, 11 de marzo de 2010

el lápiz del traductor

Una tarde lenta Patty Ice sorprendió al traductor en una rama del cerezo escribiendo sobre los insectos que escribían la historia de los hombres que escribían sobre tablas que escribían las leyes que escribían las sagas de los profetas que escribían sobre el futuro de los pueblos que escribían las batallas en los campos que escribían los muertos silenciosos que escribían el pasado de los vivos que escribían el devenir de los otros que escribían las palabras que escribían los escribanos sentados que escribían las esperas que escribían los tiempos rotos que escribían el olvido que escribía la tierra que escribía las raíces que escribían las estaciones que escribían el ciclo que escribía la copia que escribía lo singular que escribía la metamorfosis que escribía un nombre que escribía el traductor .

martes, 2 de marzo de 2010

el viaje del traficante

El traficante de sal andó hasta un punto cualquiera de un plano. En el decurso de su trayectoria fue dejando pisadas hasta llegar a un pueblo en la frontera . El traficante de sal estudió durante la noche la anatomia de su viaje buscando al traductor. De la descomposición de cada movimiento, cada giro, cada huella, cada cruce de caminos, cada encuentro con los otros , compuso una nueva cartografía. El bosque ve la costa en la periferia que cubren los ultimos árboles antes de abrirse a la arena. Dentro la herrumbre del musgo señala el norte. Saliendo de la espesa oscuridad ,el claro. El avance de las dunas entre grama y alisos, y el agua impenitente, cercándolo todo. El bosque se ve atravesado por una lanza de luz violenta .La lluvia no cesa. El traficante de sal sale de su letargo y se ve . No se ha movido de allí, en mucho tiempo.