martes, 26 de enero de 2010

Valeria

Una montaña dentro de una habitación. Una montaña antigua que ha perdido el filo de sus cumbres. El monitor de la televisión despide un alud de neón, la sombra, el día, la casa, el aire, el habla, las carreteras secundarias, otros, la azotea, entran por el hueco de la caja y vuelven a irse, se desvanecen entre millones de puntos grises succionados desde el perímetro de la caja, siempre encendida, la máquina que produce y produce y produce , algo que quiere parecerse a la vida . Pero esta noche Valeria sueña que una mariposa aparece. Su propia voz, que descendía desde lo alto de la montaña, desde el perfil desgastado, una voz milenaria , dice mariposa, y se despierta, y la pantalla del televisor golpea de forma intermitente, todavía, la pared, la mesita de noche, la lámpara encendida, el suelo, la cara norte de la montaña , se apaga y enciende con la luz azul , entra en el cuarto de la montaña y enseña una maqueta mecánica de la esclavitud . Sale, y regresa con el ritmo de un parpadeo. Erosiona el interior de la habitación en el tiempo y el pequeño espasmo con el que una mariposa abre y cierra sus alas.Valeria recibe la presencia de la montaña en la habitación con absoluta indiferencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario