miércoles, 6 de enero de 2010

el viaje del traficante

Y entonces veo que el maletín que traía ella era uno de esos gramófonos pequeños. No había duda, cerrado y todo era tan bonito como un cuadro, y cada vez que nos llegara un disco nuevo por correo y nos reuniéramos en casa a oírlo en invierno, pensaría que era una pena que Darl no lo disfrutara también. pero para él es mejor así. Este mundo no es su mundo; esta vida no es su vida.
WILLIAM FAULKNER, Mientras agonizo


El traficante de sal ha perdido el barco en las montañas y tiene que financiar el viaje para poder continuar con la búsqueda. Ha traído una maleta que lleva a todas partes. Cuando la abre , después de un estudiado ritual , todos callan a su alrededor. Los de las últimas filas, que apenas alcanzan a ver su cabeza, especulan sobre el valor de la mercancia. Esto es tanto más extraño si tenemos en cuenta que nadie ha podido verla. El traficante de sal ha puesto a la venta los sueños de occidente. Una turba lo rodea. La confusión se adueña del cuerpo de hombres y mujeres en la sala. Una niña corre en círculos y anuda y desata compulsivamente los lazos de sus trenzas. Un sonido lacónico surge desde el interior del malatín. Todos parecen inquietos y no se hacen preguntas. Esto es lo más inquietante.

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