lunes, 1 de febrero de 2010

el viaje del traficante

Las horas se pudren bajo el agua y el aire oxida el barco del traficante. La multitud se ha dispersado. Los oradores esperan bajo el pórtico que cese la lluvia apretando con el puño el asa de un maletín cerrado. Nadie sabe ni se pregunta por el paradero del traductor. Es uno más de los perdidos en los jardines. Pero los días de viaje y los barcos varados en la montaña lo buscan aún. Lo busca el traficante que arrojó el cargamento de sal al mar para salvar la nave. Su capital se ha disuelto en el océano .

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