martes, 24 de noviembre de 2009

lo que Patty Ice contó al traficante de sal


Mi traductor no estaba. Llevo días buscando la nota que me escribió para despedirse enterrada bajo el cristal de una botella , en el fondo de un cajón entre la ropa, camuflada en las páginas que amarilllean al calor de los lomos escuálidos de un libro de bolsillo, debajo de la alfombra persa, en el fondo de la taza de loza que nunca se usa, cautiva entre las falsas piedras del joyero, plegada al calor de mis sábanas, perfumada entre las viejas macetas del invernadero, codificada en las frases del azucarillo, manuscrita en los informes del médico, acribillada con orientación sur por el pájaro carpintero, rastrillada en la tierra, conformando una nueva constelación, en los pliegues que el pantalón dibuja en las rodillas, en el abrigo que el claroscuro de la tarde esculpe en la roca , presentida en el rumor que silva en la ventana, ...la he buscado.

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