jueves, 17 de junio de 2010

Patty Ice



Patty Ice estaba cerca de Detroit parada en el arcén de una carretera secundaria en el interior de un Buick rosa con viejos asientos de piel. Desde el asiento del copiloto miraba distraida el cuadro de mandos mientras tamborileaba con los dedos el precipicio de sus rodillas.Llevaba las uñas pintadas de rojo y sus manos eran tan blancas que parecían dos cajetillas de malboro . Sacó una cinta de cassette de la guantera y comenzó a deshilvanarla como quien tira de un brillante pétalo inacabable de color chocolate. Salió de coche y corrió atravesando los campos mientras agitaba la serpentina dibujando con ella formas en el aire. Tensando hacia el sol un pequeño fragmento que se rompió enredándose en un espino creyó ver la radiografía de un finísimo pentagrama. Los restos del baile quedaron a la intemperie.

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