domingo, 1 de agosto de 2010

el lápiz del traductor



Llegó el día en el que el lápiz sólo escribía su autógrafo. El autógrafo del traductor. Aparecieron restos de escamas en la mina y un hombre aún borracho y supersticioso escupió sobre el vagón . Dentro todo era oscuridad porque se había agotado el aceite de las lámparas y esperaban. Al principio se escucharon voces y conversaciones frívolas, bromas y un silbido largo que quería ser una canción. Después, se fueron silenciando. Y aunque tenían los ojos abiertos no veían nada, así que algunos los cerraron instintivamente . Cada hombre una reserva opaca, una rubrica.

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