Olvido Express murió atrapada en una cadena de montaje. A las cinco sonó el despertador conectado a la radio: Eleanor Rigby . Olvidó Express se giró y miró durante diez minutos el papel pintado de la pared: el ladrón de fresas , un ruiseñor común sobre un fondo oscuro iluminado por la vegetación del jardín se multiplica hasta el infinito.Un ruiseñor perdido en una pared nazarí.Desayunó en la cocina y antes de darse una ducha recogió las migas que habían caído en el banco.Quedaba poco champú , si se acordaba a la vuelta preguntaría en la tienda del barrio por uno con perfume de coco que había visto anunciado en televisión. Repasó el fondo de los bolsillos de la gabardina para asegurarse que llevaba las llaves del coche y de la casa. Tocó el botón que nunca recordaba coser. Bajó por la escalera porque el ascensor estaba ocupado , Ya era tarde.Tuvo suerte. Casi todos los semáforos estaban en verde. Dejó el coche a las seis y veinticinco en el aparcamiento de la fábrica junto a la puerta cuatro. La cinta transportadora se llevó a Olvido Express antes del almuerzo, cuando quedó enganchada con el pañuelo de flores que llevaba atado al cuello . Pero antes de perderse entre las máquinas me miró y me dijo que a las cuatro tenía que sacar a pasear un perro.
Las máquinas han vuelto, tiemblan de anemia bajo el acero. Me coloqué con la polaroid frente a la boca del metro. Esperé junto a la puerta principal de una factoría en Petrogrado ,hasta que las sirenas dejaron correr ríos de hombres. Les disparé con la cámara como si apuntara a sus rostros con un revolver negro. Hablaban entre ellos, y cuando el papel vomitaba sus cuerpos al instante robados , traté de escuchar sus voces . Dicen del traductor que fue visto en la torre de Tatlin.Lo vieron trepar la fábula sin tablas y confiar la invención de la utopía a una corriente de magma que creyó columbrar desde lo alto. El traductor no estaba en la fábrica pero las máquinas han vuelto.
Larie Lake no es Patty Ice. Patty Ice no es Larie Lake.En el psiquiátrico no hay espejos. No hay superficies esmaltadas. No se han barnizado los suelos de barro para evitar reflejos. Ninguna superficie de agua en el jardín es grande y homogénea . De los baños arrancaron los azulejos. Las paredes son de yeso rasgado y la madera de vigas y rodapiés es mate. A Patty Ice le robaron el esmalte rojo de uñas hace mucho tiempo y recuerda vagamente cuando se asomaba al pequeño espacio lacado en en el extremo de sus manos para poder atisbar un fragmento de piel. Larie Lake ya no tiene sus zapatos negros de charol. Sobre ellos se precipitaban para verse. Algunas tardes confrontan sus cuerpos y pasan largas horas mirándose. Imaginan que se ven . Mi nariz, mis ojos , la comisura de mis labios, mi frente despejada. Un invierno con la ayuda de un foco proyectaron la sombra de sus perfiles en la pared y la dibujaron de manera meticulosa.
Cherry es una mentirosa, dice que vivió durante meses escondida en el decorado de un barrio chino. Cuenta que su estancia coincidió con la llegada del año nuevo y que las calles que se encontraban detrás del empalizado de madera donde ella se ocultaba bullían de gente que bailaba hasta el amanecer . Que un día una mano colocó cerca de la maqueta un dragón y al día siguiente junto a este dejó una marioneta con cabeza de león.Al caer la noche se encendían los farolillos rojos que la mano depositó con esmero en la encrucijada de cables que trenzaban el cielo de la calle.Cherry dice que el tiempo que pasó allí fue la apariencia de una vida consumada .Escuchó a alguien hablar de una filmación, una historia de detectives, tal vez basada en una de esas novelas negras donde una mujer pide ayuda después de que su sombra se deje grabar tras un cristal translúcido donde vemos impreso el rótulo invertido del nombre de un pobre diablo en un despacho oscuro.Cherry cuenta que como no había espejos una mañana inclinó su cabeza con la intención de mirarse y que ese fue el instante en el que descubrió que un cable brotaba de su cabeza y que todo su cuerpo era una cámara de vigilancia. Cherry habla de esta cámara que ella era .
Canales de cobre verde, pistas de asfalto sobre la que irrumpe la velocidad del motor de las luciérnagas y el metal cromado de la noche. Pasadizos de hombres subterráneos que prometen en la escritura la tierra que cubre sus cabezas. Senderos que se pierden cuando llegan al bosque porque el bosque vive sin caminos. Un dedo que arrastra el vaho acumulado en el cristal y dibuja un trazo abandonado, una espiral . La acera que mengua veinte ojos más cumplidos. El hueco que el agua en la orilla horada en la planta del pie cuando se retira la ola tragando arena. El hueco que el agua horada en la planta del pie cuando se retira la ola tragando arena. El hueco que el agua horada en la planta del pie cuando se retira la ola tragando arena. Ese minúsculo precipitarse al vacío por un puñado de tierra bajo su cuerpo desaparecido. Patty Ice baila.
Las horas se pudren bajo el agua y el aire oxida el barco del traficante. La multitud se ha dispersado. Los oradores esperan bajo el pórtico que cese la lluvia apretando con el puño el asa de un maletín cerrado. Nadie sabe ni se pregunta por el paradero del traductor. Es uno más de los perdidos en los jardines. Pero los días de viaje y los barcos varados en la montaña lo buscan aún. Lo busca el traficante que arrojó el cargamento de sal al mar para salvar la nave. Su capital se ha disuelto en el océano .